Quedan unas pocas horas para que la IX Carrera del Ebro de comienzo. Carrera que posiblemente variará su recorrido debido a la avenida extraordinaria en el que la cresta se va a producir en las próximas horas.
Estoy mejor de lo mío, no del todo bien, pero mejor. Hace un rato me he acostado habiendo decidido no participar. Pero no paro de darle vueltas. Algo en mi me está gritando ¡Cobarde, Rajado! siendo justificada la lesión. Lo malo es que me lo estoy creyendo.
No se si es rasmia, orgullo o inconsciencia, pero me voy a presentar a la línea de salida. Si no lo hago tendré encima un enorme sentimiento de pesadumbre. Además, a malas, si la cosa no funciona, siempre se puede abandonar. Si esto ocurre, espero que el orgullo me deje hacerlo.
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